Has quedado con el dueño de la portería en que, bien, duerme ahí, fuma, escucha tu antiguo y entrañable transistor. Pero luego limpia. Tus hábitos son tan inherentes a tu espíritu que lo haces ya sin ningún tipo de reparo ni vergüenza. Tú, amigo mío, Marcelo, admirable pues no te abandonas ni en tu higiene personal ni en la de los sitios donde transitas. Quieres tu cara en secreto pero veo ese fuego en los ojos del que quiere salir. Del que ansía un hogar, más allá de unos cartones que las tiendas tiran y tú recoges como si el alma te fuese en ello.

Tú saldrás, Marcelo, porque emanas una positividad que gente con todo cubierto no tiene. Me hablas del Karma y de que todo esto quizá sea una prueba de tu Dios, pero que Él te recompensara. Limpia ahora, lo poco que has ensuciado. Tu alma está impoluta, tu espíritu inmaculado. Limpia y queda bien con ese tipo de la portería. Él, yo y Tú sabemos, Marcelo, que saldrás de esta. Nota del autor, Daniel Marin, un emprendedor sin techo. Su talento es el foto-periodismo. Este es un testimonio real de una persona sin techo. Si puedes y quieres ayudar a que Marcelo y también yo salgamos del agujero infame que supone vivir en la calle puedes hacer un donativo en la firma de este artículo. Nota desde la asociación Emprendedores Sin Techo. Puedes realizar una donación para ayudarle a traves de la cuenta bancaria de la asociación Emprendedores Sin Techo: IBAN No ES78 0081-1699-53-0001058408